Fraude organizado: ¿Adónde va el dinero?
Cualquiera que esté familiarizado con los fraudes organizados, especialmente los que implican elementos de ingeniería social y phishing, conocerá el patrón típico de las transferencias. Los fondos se ingresan involuntariamente en una cuenta de los estafadores y luego se transfieren rápidamente a múltiples cuentas en todo el mundo. Pero, ¿quién tiene esas cuentas?
Hemos participado con éxito en la recuperación de fondos en todo el mundo, incluidos el Reino Unido, Singapur, Hong Kong, Alemania y Estados Unidos. Según nuestra experiencia, son los intermediarios quienes suelen ser identificados y condenados. Estas personas ayudan a cometer el fraude y a blanquear los fondos, pero pueden no ser los beneficiarios finales.
Nos hemos encontrado con varias investigaciones penales centradas en perseguir a estos defraudadores, tanto en el Reino Unido como en el extranjero. Nuestra experiencia nos dice que hay más posibilidades de que las autoridades investiguen cuando hay un elemento de interés público o cuando se han malversado fondos públicos.
Las actuaciones judiciales en todo el mundo ofrecen una idea de dónde y cómo se dispersan los fondos.
- En Israel, las autoridades detuvieron a cuatro presuntos cabecillas de una red a gran escala dedicada a comprometer el correo electrónico empresarial que consiguió desviar más de 18 millones de euros de empresas de Francia y Bélgica. La detención se produjo tras dos años de investigación conjunta de Europol, la Gendarmería Nacional Francesa - Sección de Investigación de Burdeos, y las autoridades israelíes.
- Dos individuos de Nigeria tenían como objetivo a víctimas de todo el mundo. Los autores del fraude fueron detenidos en Sudáfrica y extraditados a Estados Unidos para ser juzgados.
- Un ciudadano con doble nacionalidad serbio-húngara fue condenado tras abrir múltiples cuentas bancarias húngaras utilizando documentos de identidad auténticos.
- En Massachusetts, un individuo conspiró con otros para abrir numerosas cuentas bancarias a nombre de empresas ficticias, como parte de un plan fraudulento. Mediante el uso de facturas fraudulentas y cuentas de correo electrónico falsas, el individuo implicado engañó a las víctimas para que transfirieran cientos de miles de dólares a cuentas bancarias bajo su control. A continuación, el individuo y sus cómplices transfirieron fondos de las cuentas a otras situadas en el extranjero.
Sin embargo, las condenas siguen siendo extremadamente raras. Es difícil identificar y exigir responsabilidades a quienes controlan las cuentas en jurisdicciones extranjeras y son los beneficiarios finales.
Entonces, ¿es inútil perseguir a las personas y la recuperación?
Intentar detener a los responsables últimos de estos fraudes sigue siendo increíblemente difícil. Sin embargo, la buena noticia es que los fondos pueden recuperarse.
Los fondos malversados suelen congelarse con éxito en las cuentas de los beneficiarios, especialmente cuando el fraude se identifica rápidamente. A menudo, los bancos actúan para congelar estas cuentas. Los abogados de las jurisdicciones en las que se encuentran estos fondos pueden desempeñar un papel clave a la hora de garantizar la recuperación y la devolución de los fondos a la víctima.
Recientemente, y cuando las víctimas han tenido dificultades para obtener la cooperación de los bancos, hemos asistido en el Reino Unido a un aumento del uso de las Norwich Pharmacal Orders. Se utilizan para obligar a los bancos a facilitar información sobre los titulares de las cuentas y el destino de los fondos. Las víctimas también han utilizado la información obtenida de estas órdenes para determinar si los bancos han actuado correctamente en sus relaciones con las partes fraudulentas.
En resumen, no es fácil identificar quién está detrás de estos fraudes, pero intentar recuperarlos no es inútil. La clave es actuar con rapidez y tratar de congelar rápidamente las cuentas en tantas jurisdicciones como sea posible.
Ruth Willmington, directora de Delitos